Este nuevo escándalo solo confirma lo que muchos en Ixtacuixtla han venido denunciando desde hace meses: la administración de Olivares está plagada de complicidades, opacidad y un profundo desprecio por la rendición de cuentas.
La administración del alcalde de Ixtacuixtla encabezada por Alberto Hernández Olivares vuelve a estar en el ojo del huracán. Luego de que se exhibiera públicamente a un juez calificador por incurrir en actos de corrupción, el alcalde no tardó en emitir un comunicado en el que asegura que dicho funcionario fue “cesado de inmediato”. Sin embargo, la ciudadanía no le cree ni una palabra.
Lejos de representar una medida ejemplar, la supuesta destitución fue percibida por la población como una maniobra mediática para simular transparencia, mientras en realidad se encubre a un colaborador cercano del edil, con quien, según testimonios y versiones internas del propio ayuntamiento, habría compartido los beneficios económicos de las “tranzas”.
En redes sociales, los ciudadanos no tardaron en expresar su indignación, señalando que el alcalde sabía perfectamente quién era el juez y cómo operaba, y que la corrupción no solo era tolerada, sino orquestada desde las oficinas principales de la presidencia municipal.
“Es pura pantalla”, “nada más lo escondieron un rato”, “la corrupción viene desde arriba”, fueron solo algunos de los comentarios publicados por los habitantes del municipio, quienes consideran que el comunicado del alcalde carece de toda credibilidad al no presentar pruebas, nombres completos, ni ningún tipo de sanción real.
Además, cuestionan el silencio cómplice de las autoridades estatales, que hasta el momento no han intervenido ni han iniciado investigación alguna, pese a la gravedad de las acusaciones.
Este nuevo escándalo solo confirma lo que muchos en Ixtacuixtla han venido denunciando desde hace meses: la administración de Olivares está plagada de complicidades, opacidad y un profundo desprecio por la rendición de cuentas.
El supuesto despido del juez corrupto no es más que un intento desesperado por salvar la imagen del alcalde, mientras los verdaderos responsables siguen operando sin consecuencias, demostrando que la corrupción no se combate, se negocia, ya que el juez corrupto que supuestamente fue despedido, podría estar disfrutando de su impunidad, amparado por quien debería estar poniendo orden.