Junior presume cámaras de seguridad y en las calles asaltan a mano armada, en la capital 

 

La falta de resultados tangibles y la evidente negligencia del presidente municipal han terminado por sepultar la poca confianza que quedaba en su administración.

 

Mientras el presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, se esmera en montar espectáculos mediáticos y presumir la instalación de cámaras de videovigilancia como si fueran trofeos, la delincuencia sigue campando a sus anchas en la capital del estado. La llamada “estrategia de seguridad” municipal no solo ha sido insuficiente, sino que raya en la burla para los ciudadanos que todos los días enfrentan robos, asaltos y violencia sin respuesta efectiva de las autoridades.

El hecho más reciente fue en la madrugada del domingo, un hecho más vino a desenmascarar la inoperancia del gobierno municipal: un KIA Rio modelo 2020 fue robado a punta de pistola en el Periférico Tlaxcala, tramo San Lucas Cuauhtelulpan. Eran apenas las 2:00 de la mañana cuando al menos cuatro sujetos armados interceptaron al conductor y lo despojaron del vehículo. Ni las cámaras de vigilancia ni los “operativos” preventivos sirvieron para evitarlo. El auto, con placas XVG-302-D y un distintivo rayón rojo en el lado del conductor, sigue desaparecido, como tantos otros casos archivados en la ineficacia.

Este hecho, lejos de ser aislado, se suma a una ola creciente de delitos que reflejan lo que miles de ciudadanos ya viven a diario: la seguridad en Tlaxcala es una ilusión promovida desde el escritorio del alcalde. Los vecinos aseguran que la policía municipal está ausente cuando más se le necesita, y que las cámaras, lejos de inhibir el crimen, parecen servir más como ornato propagandístico que como herramienta real de vigilancia.

A pesar de los recursos invertidos y la insistente campaña de “modernización” que impulsa Alfonso Sánchez, los resultados siguen siendo nulos. Los delincuentes actúan con total impunidad, mientras el gobierno local se dedica a fabricar discursos huecos y a maquillar cifras.

La falta de resultados tangibles y la evidente negligencia del presidente municipal han terminado por sepultar la poca confianza que quedaba en su administración. En Tlaxcala, los ciudadanos no quieren más cámaras de adorno ni patrullajes para la foto, quieren seguridad real, justicia y un alcalde que enfrente la crisis con acciones, no con excusas.