Opinión de Elsa Martínez Flores /*/ El 1 de septiembre las nuevas autoridades municipales escribirán un nuevo capítulo en la historia de sus localidades y de forma inmediata casi todos comenzarán una intensa labor, tanto los titulares como su equipo de trabajo que los acompañarán por tres años en esta travesía, asumirán una gran responsabilidad y deberán cumplir en su mayoría los compromisos que mucho pregonaron en la campaña que acaba de finalizar.

 

Un cúmulo de actividades los espera, así como nuevas demandas de la población que dio su voto de confianza al candidato, sin embargo, el sector que no sufragó por quien en próximos meses fungirá como su munícipe, le brindará el beneficio de la duda, porque tal vez “el león no es como lo pintan” y todos merecen una oportunidad, observarán su trabajo y con el paso del tiempo descubrirán si, efectivamente esa persona puede ser capaz de resolver la mayoría de los problemas que a diario se presentan, demostrará si es afable, así como cercano o cercana a la gente, además de que demuestre que su Plan de Desarrollo Municipal pueda ser acorde a los tiempos que actualmente se viven.

 

A menos de tres meses, haciendo retrospectiva, hubo de todo un poco, los que se mantuvieron y realizaron mínimas acciones por sus cabeceras y comunidades, también están quienes ya quedaron para la posteridad y que difícilmente podrán ser superados por el trabajo que efectuaron en beneficio de su población y los que definitivamente vieron para sus mezquinos intereses dando como resultado que su administración fuera un desastre de principio a fin.

 

El trabajo nunca termina, las personas siempre tendrán necesidades, apuros, proyectos, demandas, porque las zonas crecen, se hacen complejas y necesitan el respaldo de sus líderes para mejorar su calidad de vida, por eso acuden a las diferentes áreas que integran la presidencia municipal para encontrar una respuesta favorable a sus peticiones, ahora es momento de la verdad, la gente espera resultados, no inmediatos, pero sí requiere prontitud en sus solicitudes.

 

Un presidente municipal jamás descansa, porque siempre hay algo que resolver, a gente quien recibir, un proyecto de obra pública qué llevar a buen puerto, no bajar la guardia en materia de seguridad, buscar los apoyos necesarios para que la juventud continúe sus estudios, que el municipio no se convierta en un basurero, apoyar a las personas mayores, impulsar el deporte, destacar la cultura de sus comunidades, promocionar programas de salud y todo ello junto con su equipo de colaboradores quienes jugarán un papel destacado y serán su gran respaldo.

 

El reto es mayúsculo, no hay municipio pequeño, todos tienen la debida importancia que ha hecho a Tlaxcala lo que es, una entidad variopinta que la hace única y especial.

 

Démosle el beneficio de la duda a cada autoridad que empieza con este cargo y sobre todo algo de paciencia, porque si la ciudadanía trabaja en conjunto con la autoridad los resultados serán mejores, éxito.

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