La sociología del temblor
Opinión de Elsa Martínez Flores/*/ Seré sincera: cerca de las 20:30 de la noche de ayer no tenía tema para la columna y de repente tembló, este fenómeno natural, impredecible y por qué no decirlo, temible para la mayoría de la gente me hizo recordar movimientos telúricos de tiempo atrás y la forma en que se desarrolló el comportamiento de la sociedad después de este tipo de acontecimientos.
México es uno de los países que han padecido de temblores con diferentes tipos de secuelas y que ha dado como resultado siempre la solidaridad; abrazar a quien se siente vulnerable, trabajar hombro con hombro si una persona resulta ser víctima y el apoyo que la gente demuestra, mantenerse unidos ante una emergencia que siempre recordará a la vivida en el año 1985.
Los mexicanos demostramos que en muchas cosas podremos estar en desacuerdo, pero es en estos momentos cuando la sociedad se conforma de otra manera para no dejar solo al otro. Se olvidan de las diferencias y comienza un tipo de unidad vista muy pocas veces, el comportamiento se ve modificado por una variable de este tipo.
Afortunadamente la magnitud de un temblor como el del siglo pasado no ha vuelto a suceder, sin embargo, fue por ello que los diferentes núcleos sociales modificaron desde sus patrones de conducta, tecnología, infraestructura y se desarrolló una nueva cultura: la preventiva, que conllevó a simulacros, difundir información respecto a los sismos e invertir en tecnología para ganar minutos y evitar tragedias.
Ahora bien, cada cabeza «es un mundo» por ello como individuos, afecta a cada uno en forma muy particular, pero al conformarse en un grupo, ese cúmulo de pensamientos singulares, adquieren otra dimensión al estar integrados en sociedad y de alguna manera sentirse protegidos por la cercanía del otro.
Sin duda, como sociedad adquirimos un comportamiento que debe ser perfectible cada vez que este tipo de fenómenos sucedan, ya que se implementarán nuevas acciones y se desecharán otras más, además de que se fortalecerán más dinámicas con la finalidad de que el núcleo social se proteja de los temblores, sismos o terremotos.