Mientras la mayoría de los políticos simulan apoyo a las corcholatas presidenciales, otros no moverán las pocas canicas que tienen hasta tener resultados, pero otros, han decidido dar la cara y apoyar abiertamente los mejores proyectos políticos.
La visita del excanciller a Tlaxcala, Marcelo Ebrard Casaubon, vaya que causó revuelo entre la clase política, se cayó el teatro de que la exjefa de gobierno, Claudia Sheinbaum, era la favorita para ser la candidata de Morena, pues el primero tiene una aceptación genuina sin meterle millones de pesos en espectaculares como lo hace Claudia o Adán.
Y en Tlaxcala, el diputado federal, Carol Altamirano, quien es enlace de Marcelo, estuvo acompañado del diputado morenista, Rubén Terán Águila, quienes recibieron al excanciller en el hotel Alifer antes de la conferencia de prensa que ofreció.
Quién conoce al legislador local sabe de su pericia nata y su habilidad como estratega, quizá por eso, dejó los reflectores por un rato y esperó el momento justo para hacer su aparición pública, pues caminó junto a Ebrard en plena capital tlaxcalteca.
Mientras sus compañeros legisladores de Morena no mueven un dedo sino se lo permiten algunos grupos incrustados en Palacio de Gobierno con la promesa de candidaturas, otros juegan con uno y otra corcholata, pero en el caso de Terán, sus movimientos políticos son certeros.
Reitero, la visita de Marcelo generó una reestructuración política de cara a las elecciones de 2024, y quienes ya se sentían nuevamente candidatos comienzan a ponerse nerviosos, porque del plato a la boca se cae la sopa.
No me crea, pero el mismo día de la visita del excanciller, la clase política buscaba con insistencia un encuentro personal con Ebrard, porque se habían dado cuenta que la verdadera preferencia electoral no está con los que tienen línes.
Ya sabe…en política no hay sorpresas sino sorprendidos.
