El presidente municipal de Tlaxcala, Jorge Raterichi, sigue dando de qué hablar, ya que las acciones que ha emprendido para captar visitantes a la capital han resultados un verdadero asco.
Y es que las transas que se hicieron para colocar las letras monumentales dejó mal parado al gobierno municipal, ya que con facturas demostraron que el presidente Raterichi pagó aproximadamente 200 mil pesos al artesano que talló la madera, pero en la cuenta pública aparecen por más de medio millón.
Por otro lado, la idea de colocar una alfombra, mesas y sillas en el primer cuadro con el objetivo de que convivan las familias, realmente fue una porquería, porque al final las beneficiadas fueron las tiendas de conveniencia quienes venden desde papas hasta bebidas embriagantes que al final son consumidas en pleno centro y desde luego la basura al piso.
Estaría bien que el gobierno municipal les pregunte a los vecinos si están de acuerdo con la ridícula idea, pues solo basta con caminar la noche del domingo por las calles y ver el basurero que se genera y la mala imagen.
Ya por ultimo las obras mal planeadas evidenciaron que el servicio de desagüe no sirve para nada en temporada de lluvia, ya que lejos de retener a los “visitantes” los ahuyentan con las inundaciones.
