Una dama fue a una tienda en Michigan a buscar un pastel de cumpleaños, vio una empleada y le preguntó si podía escribirle algo en el pastel, la empleada dijo que sí, y luego de un tiempo largo esperando, la empleada salió con el pastel terminado.
La dama le dio las gracias sin mirar el resultado y fue a la caja registradora a pagar.
Cuando lo vio, le dio algo de risa pero no le importó que estuviera feo escrito.
La cajera miró el pastel y no se sonrió… llamó a las otras cajeras para que vieran el pastel. Ellas le tomaron fotos y hablaron entre ellas mismas.
Una cajera se acercó a la clienta, le echa el brazo y le dice «La empleada que escribió tu pastel tiene Autismo.
Gracias por sonreír y darle las gracias, aunque ella no se supone que hiciera este trabajo, seguramente le hiciste el día».
La moral de la historia es que se debe ser bueno con todas las personas, sin importar sus defectos o virtudes.