La llegada de la diputada 26 a la dirigencia estatal de Morena, Marcela González Castillo, tiene un solo objetivo y es planchar el camino para que el inútil alcalde de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García asegure su candidatura para la gubernatura.
Lo que no tiene contemplado es que esas grandes decisiones se toman desde las cúpulas nacionales, incluso al interior del palacio en donde despacha Claudia Sheinbaum Pardo.
Hasta este momento no hay nada para nadie, sin embargo, el político hijo de papi anda ilusionado y todos los días se reúne con personalidades de la grilla para que los sume a su proyecto que ni si quiera existe.
La que se mantiene muy callada y no deben perderla de vista es Ana Lilia Rivera Rivera, que desde hace tiempo ha destapado sus intereses por pelear la primera magistratura del estado de Tlaxcala y desde el ámbito nacional anda tejiendo bajo un solo objetivo.
Esto le da un panorama borroso a la política tlaxcalteca, porque, en caso de que la senadora logre la nominación, los Anayitas difícilmente se sumarán y el plan B es impulsar la ruptura para que el desgastado junior aparezca en la boleta.