El ridículo alcalde de Apizaco, Javier Rivera, compite con la pésima rendición de cuentas de su homólogo, Alfonso Sánchez García, de Tlaxcala, quien se vio incapaz de presentar datos sólidos sobre la transparencia de su gestión.
La falta de estrategia de rendición de cuentas del edil de Tlaxcala dejó en evidencia la ausencia de acciones claras para combatir la opacidad en su administración.
Durante su informe, Sánchez García no pudo hablar con contundencia sobre temas cruciales como la transparencia en el manejo de los recursos públicos, ni ofrecer cifras precisas que reflejaran el estado de las finanzas y las acciones gubernamentales de su administración.
Y es que uno de los temas más críticos del presidente municipal de Tlaxcala fue los supuestos resultados de la Comisión de Agua y Alcantarillado del Municipio. El edil junior a través de la CAPAM enfrenta un rezago considerable y no pudo rendir un informe financiero general de lo recaudado.
Tan deficiente es su estrategia financiera, que impulsó una campaña de descuento del 10 por ciento en el pago de impuesto predial durante el mes de diciembre, para más o menos hacerle al cuento que trabaja y que su recaudación de impuestos es funcional.
Este contraste en la rendición de cuentas entre ambos alcaldes ha dejado en claro que la administración de Tlaxcala aún tiene grandes desafíos en materia de transparencia y control en el uso de los recursos públicos. Lo que respecta a Apizaco quedó claro que lo único que creció fue la delincuencia.