“Este señor llego y me ofreció su servicio de rótulos y pues me animé, platicando con él me dijo, que tenía 79 años, su única fortuna era 1 brocha, 2 latas de pintura de 1/4 y un gis de color.
Trabajó como cualquier muchacho, reía como cualquier joven y a pesar de caminar todo el día pues no tiene un negocio establecido, se gana la vida de forma honrada.
Me dijo: Joven la vida es dura, pero nosotros debemos ser más duros, veo jóvenes quejándose de la vida que tienen, sin valorar la vida y a su familia que los ama”.