Trabajadores del Ayuntamiento de Tlaxcala están felices porque a Don Poncho ya lo quieren los ciudadanos, -poquito-, pero algo es algo.
El Petardo / La Opinión de El Tenahua
Pobladores de Atltzayanca cuestionaron a los políticos que andan todos los fines de semana pregonando en sus asambleas informativas: “me duele mi Tlaxcala porque está sumergida en el retraso”.
Tanta es la hipocresía que cuando el pueblo necesitaba que le tendieran la mano los personajes que idolatran a AMLO se hicieron de la vista gorda, les dolió tanto el codo que no tuvieron ni para donar botellas de agua que pedían a gritos los combatientes de las llamas del cerro de San Gabriel.
Pese a todo lo anterior, hay tres buenas noticias, la primera es que controlaron el incendio que se hizo más fuerte con la corriente del viento. Al final los ciudadanos demostraron que ante las desgracias todo se puede, con o sin la ayuda de las autoridades.
La segunda es que los tlaxcaltecas que fueron olvidados en medio de la desgracia serán buscados por los políticos que ya sueñan con la silla del Palacio del Gobierno, -total-, para pedir el voto no existen limitantes.
Y la tercera es que la eterna senadora Ana Lilia Rivera Rivera ya regresó a Tlaxcala, pero no crean que para visitar a “el pueblo” que sufrió los estragos del incendio del cerro de San Gabriel, sino fue para apostarse en la Plaza de la Constitución y soñar con la silla grande.
Tiró rostro, pero también se puso a grabar capsulas “para destacar su trabajo y buen desempeño”. Todo pareciera indicar que se está preparando para reforzar su campaña permanente rumbo a la gubernatura de Tlaxcala.
Y a don Poncho le aplauden por hacer el ridículo.
No cabe duda que aquellos que tienen el don de ser “lambiscones” dan todo para que se hagan notar, quien quita – y en una de esas les suben el sueldo a los de comunicación social del Ayuntamiento de Tlaxcala-.
Y es que desde esa oficina se elaboró un comunicado para informarle a los tlaxcaltecas que el presidente Alfonso Sánchez García se encuentra en el lugar 50 de la aprobación ciudadana, según datos de Arias Consultores.
Resulta que los empleados de ese Ayuntamiento están muy felices porque antes estaba en el lugar 92 y ahora está en el 50, es decir, el pueblo ni lo fuma, ni lo aprueba, pero cuando se trata de ponerse de tapete no es necesario tomar un curso de capacitación.