Fracaso total: Alfonso Sánchez y su negligente gestión en Tlaxcala; se perfila como el peor 

 

Es momento de que Alfonso Sánchez García deje de lado el protagonismo político y asuma, con seriedad, las obligaciones para las que fue electo.

 

 

 

La administración del alcalde Alfonso Sánchez García se perfila como una de las más ineficientes y desconectadas de las necesidades reales de la población. La crisis de agua potable en la comunidad de Ocotlán, que afecta a más de 27 mil habitantes, no solo persiste, sino que se ha agravado dramáticamente bajo su mandato, revelando una preocupante falta de capacidad y voluntad política.

 

La indignación ciudadana ha alcanzado niveles críticos. Hartos de promesas vacías y de un abandono absoluto por parte del gobierno municipal, los vecinos amenazan con tomar las instalaciones de la CAPAO como medida de presión ante la omisión de las autoridades.

 

La administración actual ha demostrado que prefiere el marketing político antes que resolver problemas tan urgentes como el acceso al agua, un derecho humano elemental.

 

Es inconcebible que, en pleno 2025, miles de familias vivan con incertidumbre respecto a un servicio básico como el agua. Esta situación no es producto del azar, sino de la ineptitud de una gestión que ha ignorado sistemáticamente las voces de la ciudadanía. No se trata de una falla técnica, sino de una profunda irresponsabilidad institucional.

 

Lo ocurrido en Ocotlán es un reflejo del desprecio del alcalde por las necesidades más apremiantes de su municipio. Mientras las redes sociales del Ayuntamiento se llenan de imágenes cuidadosamente producidas, la población sufre las consecuencias de un gobierno ausente, ineficaz y claramente rebasado por la realidad.

 

Es momento de que Alfonso Sánchez García deje de lado el protagonismo político y asuma, con seriedad, las obligaciones para las que fue electo. Tlaxcala no necesita más discursos; necesita soluciones inmediatas, acciones firmes y respeto por la dignidad de su gente.