La caída no es un hecho aislado: otras mediciones también lo ubican en los últimos lugares, confirmando que su imagen se ha deteriorado en gran parte del electorado.
Alfonso Sánchez García, alcalde de Tlaxcala atraviesa el momento más bajo de su administración: su nivel de aprobación ciudadana se ha desplomado de forma alarmante.
De acuerdo con la más reciente encuesta de Massive Caller, publicada el 16 de mayo, Sánchez apenas alcanza 32 puntos de aprobación sobre 100, colocándose entre los 20 alcaldes peor evaluados del país.
Este resultado no solo es contundente, sino sintomático del creciente descontento social frente a una gestión que ha acumulado quejas por la falta de resultados visibles, decisiones impopulares y una desconexión con las demandas ciudadanas.
A pesar de haber llegado al cargo con el respaldo de Morena y con expectativas de renovación para la capital, la percepción pública indica que el proyecto político de Sánchez ha perdido fuerza y legitimidad.
La caída no es un hecho aislado: otras mediciones también lo ubican en los últimos lugares, confirmando que su imagen se ha deteriorado en gran parte del electorado.
La cifra refleja el desgaste de una administración que no ha logrado cumplir con las promesas de transformación ni consolidarse como una alternativa efectiva para resolver los problemas de fondo en la ciudad.
Este desplome ocurre en un contexto en el que el propio Sánchez busca posicionarse para contender por la gubernatura, una intención que contrasta con el rechazo creciente de la ciudadanía hacia su desempeño como alcalde.
