“Viví una experiencia muy dura. Hoy tengo dos años y medio limpio, y nunca imaginé poder decirlo con orgullo. Durante mucho tiempo fui testigo de mi propia destrucción. No sabía que el alcoholismo era una enfermedad: progresiva, incurable y mortal.
Perdí mi casa, mi salud y a mi familia. Llegué a tomar desde el desayuno hasta la noche, con la copa siempre en la mano. Pensaba que así sería mi vida… y que así iba a morir.
Tengo dos hijos. Su mamá y yo compartíamos la misma adicción, y aunque intenté rehabilitarme muchas veces, siempre recaía. Fue un infierno que parecía no tener salida.
Hoy, con el corazón en la mano, puedo decir que sigo luchando cada día. Le di un giro a mi vida, me aferro a mis hijos, a mi proyecto y a la esperanza de no volver atrás.”
— Óscar, “El Rey del After”, tras su rehabilitación