A nivel nacional se pit.0rr£an de Ponchito y la r1dícul@ defensa de Noroña; todos le gritaron fuera
Este rechazo no fue exclusivo de los simpatizantes del partido de la estrella, sino que se sintió entre los capitalinos en general.
La reciente polémica en un evento encabezado por el senador Gerardo Fernández Noroña en Tlaxcala dejó en evidencia el descontento de la ciudadanía frente a la imposición política de figuras públicas por mera herencia. El protagonista de este episodio fue Alfonso Sánchez García, presidente municipal de Tlaxcala e hijo del exgobernador Alfonso Sánchez Anaya.
La situación llegó al punto de que Fernández Noroña, al verse ante la negativa del público de escuchar al alcalde, le pidió el micrófono al “nepobaby” para hacer un llamado a la unidad y al respeto. Este episodio deja claro el creciente rechazo a las prácticas de nepotismo en la política y la exigencia de la ciudadanía por líderes auténticos y comprometidos.
Este rechazo no fue exclusivo de los simpatizantes del partido de la estrella, sino que se sintió entre los capitalinos en general. Llama la atención que la imposición de un gobernante por intereses cupulares ya no pase desapercibida ni sea ignorada por la ciudadanía, lo que demuestra una evolución en la conciencia social y en el sentido de responsabilidad de los votantes, quienes con esta protesta, dejaron claro que ya no están dispuestos a aceptar figuras que llegan al poder por sus vínculos familiares o conexiones políticas.
Desde el espacio de Chumel Torres, reconocido presentador de noticias y de gran influencia a nivel nacional, bautizó a Sánchez García de modo mordaz, como el “Marco Antonio Regil, estilo cumbia”. Este apodo, resalta la percepción generalizada de que el alcalde no ha logrado ganar la simpatía ni el respeto de sus gobernados y que su imagen de “líder popular” es poco creíble.
A pesar de los intentos por hacerlo aparecer en las encuestas como uno de los alcaldes mejor aprobados del estado, los resultados de su gestión dicen lo contrario. La situación en la ciudad de Tlaxcala es un claro reflejo del desencanto con la administración morenista.
Uno de los ejemplos más evidentes es el deteriorado puente de Camino Real, una estructura de apenas unos metros de longitud que ha permanecido sin reparación desde el inicio de su gobierno. Esta falta de acción no solo genera molestias, sino que afecta a miles de ciudadanos en su vida diaria, y, no parece haber una solución a la vista. Así el arquitecto el que quiere construir un mejor Tlaxcala.