«Yo fui vagabunda al igual que mi esposo, como también fui drogadicta hasta que él me dijo ‘o cambias o me voy’ y ahí es cuando decidí que tenía que hacer un cambio.
En ese momento yo no trabajaba pero el sí, pero lo corrían de todos lados por que era muy rezongón. En fin, llegó el peor momento donde no teníamos ni dónde dormir, por lo tanto siempre andábamos en bicicleta, hasta que finalmente conseguí un trabajo, en el cual llevo 8 años.
Yo le enseñé a mi esposo que en la basura había dinero, pero al comienzo no quería porque le daba vergüenza, pero cuando miró que sí había dinero, cambió de parecer.
Justo antes de la pandemia logramos vender de $600 a $800 dólares de botes de basura.
Gracias a Dios pudimos comprar un motorhome y 5 hectáreas de tierra en Texas, que permitió que me comprara mi camioneta. Apenas empezamos a juntar los botes de basura, vendimos $1300 por semana, lo cual significó una enorme ayuda.
Siempre les cuento mi historia a las personas que se quejan de todo y no me gusta presumir. Solo cuento mi historia para que vean que sí se puede cambiar cuando uno en realidad lo quiere”.
