Me acuerdo muy bien que en la casa de mi tía y mi tío siempre comían a las 2 de la tarde, entonces el plan de mi hermano y el mío era ir a esa hora para ver si nos invitaban a un plato. Pero llegábamos y ellos ya sabían a qué íbamos, entonces nos pasaban y todo, tenían ya lista su comida, pero ellos se esperaban a que nos fuéramos. Nos decían:
‘¿Ya se van, mijo, o qué?’.
Esa vez pues nos lo tomábamos con risa, ¿verdad? Pero nunca nos quisieron. Entonces nuestro plan B era jugar a las escondidas en las casas de nuestros amigos, que sus padres estaban económicamente bien. Entonces tenían sus sartenes de frutas en la cocina, luego jugábamos a eso e íbamos a agarrar frutas a escondidas. Después nos íbamos al río con los pies en el agua a comérnoslas.
Tiempo después, yo siendo futbolista profesional, me di cuenta de todo, y me llegó en el corazón bastante, porque me salieron familiares hasta en las piedras, que ni yo conocía.
Entonces me marcan mis tíos que no nos daban comida, y me dicen: ‘¿Qué mijo, cómo te caería una carne asada?’. Vieras qué ca**br0n es, les dije: ‘Esa carne asada nos hubiera caído muy bien cuando tenía 10 años’.»
La triste historia de Carlos Salcido sobre su familia.