Marrufo le da la razón a la diputada Laura Flores y Blanca Águila quienes han manifestado que el funcionario no tiene la capacidad y el compromiso de velar por la seguridad de los tlaxcaltecas
El Petardo / La Opinión de El Tenahua /
Ixtacuixtla, Nativitas y Tepetitla se han convertido en zonas complicadas por los enfrentamientos entre bandas criminales que derivan de actividades ilícitas que se practican en los ductos de gas y combustible de PEMEX; a esto hay que sumarle la colindancia con el estado de Puebla.
Ese es un tema que no es nuevo para ninguna autoridad, lo que llama la atención es nuevamente “el silenció que obliga a que los tlaxcaltecas construyan su propia narrativa inclinada a una nueva historia”.
Con lo anterior me refiero a que han pasado muchas horas y el titular de la Secretaria de Seguridad Pública (SSC) Alberto Perea Marrufo, no ha emitido algún posicionamiento que dé cuenta de los hechos perpetrados la noche del martes 23 de abril en donde un comando armando “supuestamente” intentó acribillar a “El Guayabo”.
Y es que la sociedad, sobre todo los que radican en las zonas en cuestión esperaban a que las autoridades se pronunciaran sobre el reforzamiento de la seguridad, las acciones a emprender o mínimo un reporte general que hable de la verdad y con ello erradicar las especulaciones.
Una vez más Marrufo le da la razón a la diputada Laura Flores y Blanca Águila quienes han manifestado que el funcionario no tiene la capacidad y el compromiso de velar por la seguridad de los tlaxcaltecas, sobre todo cuando se aplica una estrategia que deja muchas dudas, incluso orilla a que suene la palabra “complicidad”.
Zona de guerra
Para dar contexto, resulta que la noche del 22 de abril el territorio tlaxcalteca se convirtió en la zona de guerra entre dos grupos armados presuntamente, pertenecientes a la comunidad de Tláloc de Tlalancaleca, Puebla y de San Antonio Atotonilco del municipio de Ixtacuixtla, Tlaxcala.
En la esquina que converge la 5 poniente y Benito Juárez detonaron armas de fuego; versiones aun no confirmadas refieren que el objetivo principal era abatir a “El Guayabo” un presunto líder dedicado a actividades ilícitas inclinadas a la extracción ilegal de combustible.
Finalmente, el ciudadano tiene dudas sobre este tipo de actos que han despertado el temor, pero lo principal es saber la versión de las autoridades que están encargadas de la seguridad de los tlaxcaltecas como el nefasto secretario de seguridad pública o el ahijado consentido encargado de la política interna de Tlaxcala, Luis Antonio Ramírez.
Mientras no haya versión oficial cada quien dará su narrativa para darle vida al “teléfono descompuesto”. La crisis del gobierno estatal parece que a nadie le importa o nadie la quiere ver.
Silencio.
Ya para terminar, los operados del Ayuntamiento de Ixtacuixtla han pedido a la prensa local que se abstenga de tocar esos temas con el presidente Alberto Hernández Olivares.
Vaya …. que bonitas autoridades gobiernan en Tlaxcala.