La administración del alcalde morenista de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, ha quedado en evidencia por su doble discurso.
Mientras en el discurso público se proclama la austeridad como bandera de la llamada Cuarta Transformación, en los hechos se toleran privilegios y se ocultan cifras clave de la administración.
Una revisión al reporte de transparencia del Ayuntamiento de Tlaxcala, comparado con la información de la Plataforma Nacional de Transparencia (PNT), revela que el secretario del ayuntamiento, Víctor Hugo Gutiérrez —expriista y amigo cercano del alcalde— recibe un sueldo bruto mensual de 60 mil 82 pesos, cifra superior en más de 15 mil pesos a la que perciben los siete regidores que fueron elegidos por el voto ciudadano.
Cada uno de los regidores, entre ellos Fernando Mendieta, Citlalli Vázquez, Adriana Hernández y otros, gana 45 mil 5.92 pesos mensuales, lo que deja en evidencia una clara distorsión en el reparto de los recursos públicos, y un desprecio por el principio democrático de que el pueblo debe decidir y fiscalizar.
Más grave aún es que no existe registro alguno del salario del propio alcalde. Ni en la nómina del Ayuntamiento ni en el portal de transparencia se puede consultar cuánto gana Alfonso Sánchez García, lo que constituye una flagrante violación a la Ley de Transparencia y una falta absoluta de rendición de cuentas.
Mientras el discurso oficial promete acabar con el “gobierno rico y pueblo pobre”, en Tlaxcala capital se mantiene el viejo esquema de privilegios, opacidad y favoritismo político. La administración municipal, en lugar de ser un ejemplo de transparencia y equidad, se ha convertido en un refugio para los amigos del poder, al amparo del silencio y la simulación.