Cd. Obregón, Sonora.– Lo que pintaba para ser la primera visita formal de Mario Ramiro a la casa de sus suegros en la colonia Severo Girón, terminó en una verdadera pesadilla.
Todo comenzó cuando, en medio de la reunión, los familiares de la novia notaron que había desaparecido dinero de la casa. Entre indirectas y comentarios cada vez más incómodos, comenzaron a señalar a Mario, quien en un inicio pensó que todo era una broma, hasta que el suegro lo enfrentó directamente.
“Al principio me reí, creí que era juego, pero cuando pidieron una patrulla entendí que todo era en serio”, contó Mario.
Para su mala suerte, la policía llegó antes de que se descubriera la verdad: una pequeña de apenas tres años, hermanita de la novia, había tomado el dinero y lo había escondido en el horno de la estufa. Cuando lo regresó, ya era demasiado tarde: Mario estaba esposado y pasó la noche en las celdas de la comandancia.
Aunque la familia nunca se disculpó —“Esto pasa hasta en las mejores familias”, le dijeron—, Mario dejó claro que no piensa volver. “Están locos, no vuelvo… y todavía la morra me escribe que mañana cumplimos un mes”, dijo entre risas y con algo de rencor.
Así, por conocer a sus suegros… también conoció la cárcel.
