El mayate o escarabajo verde de junio es un bicho inofensivo y una pieza irreemplazable de nuestro ecosistema, ya que es el encargado de descomponer la materia.
No es venenoso, no pica y en realidad es conocido por su peculiar torpeza, pues muchas veces vuelan tan rápido que chocan con la pared y caen de espaldas en el suelo al grado de ser incapaces de levantarse.
El sonido de los mayates al zumbar es muy parecido al del abejorro, ya que no necesitan abrir los élitros, o alas anteriores como las que tiene la Catarina. Estos animales son rechazados por su tamaño, por ser considerados portadores de enfermedades, lo cuál no es cierto.
Hoy en día, existen campañas que buscan salvar a este pequeño escarabajo, que además es endémico de América del Norte. Se les llama escarabajos verdes de junio, porque los adultos aparecen en dicho mes de junio. Se alimentan de frutos muy maduros o blandos, como higos o duraznos ya que no pueden morder materia dura.
El mayate ayuda al reciclaje de la materia y es necesario para oxigenar la tierra, por lo menos en las regiones en las que aparece cada año. Cuando los adultos emergen de la tierra para aparearse, las hembras vuelan sobre la superficie del césped temprano en la mañana, mientras que los machos vuelan desde mediados a tarde en la mañana