Estados Unidos: El reciente anuncio del empresario Guillermo Söhnlein, cofundador de OceanGate Expeditions, ha causado revuelo y debate tanto en la comunidad científica como en la opinión pública. El empresario tiene la mirada puesta en la atmósfera de Venus y asegura que tiene planes de trasladar a un millar de personas para establecerse en el planeta amarillo para el 2050. La noticia, publicada por Business Insider, ha suscitado críticas y cuestionamientos, sobre todo tras el trágico accidente del submarino Titán, que dejó cuatro fallecidos recientemente.
La idea de Söhnlein, que él mismo considera menos aspiracional que enviar a un millón de personas a la superficie de Marte para el mismo año, plantea una pregunta crítica: ¿cómo lograría que mil personas pudieran sobrevivir en un planeta cuyo ambiente es altamente tóxico para el ser humano? Venus es un planeta cuya atmósfera está compuesta en su mayoría por dióxido de carbono (CO2), ácido sulfhídrico (H2S) y nitrógeno (N2).
Los expertos en astrofísica han señalado que las condiciones en Venus son extremadamente hostiles para la vida tal como la conocemos. La superficie del planeta es tan caliente que podría derretir fácilmente el plomo, y su presión atmosférica es más de 90 veces la de la Tierra. No obstante, estas desalentadoras circunstancias no parecen frenar a Söhnlein, quien cree que hablar de visitar Venus puede despertar el interés dentro y fuera de la industria espacial.
El cofundador de OceanGate apunta a investigaciones recientes sobre Venus que sugieren la existencia de una zona en la atmósfera, a unos 50 kilómetros de la superficie, donde teóricamente los seres humanos podrían sobrevivir. En esa franja, las temperaturas son más bajas y la presión es menos intensa. Aun así, el cómo se lograría esta hazaña y se ejecutaría el plan aún no está claro.
El proyecto de Söhnlein implica diseñar una estación espacial que pueda resistir el ácido sulfúrico presente en las nubes de Venus, para que así un día cientos o miles de personas puedan habitar en una “colonia flotante”. Este ambicioso objetivo está impulsado por su sueño de infancia de llevar a la humanidad a un plano multiplanetario.
Andrew Coates, especialista del Laboratorio de Ciencias Espaciales Mullard del University College de Londres, señaló que, aunque técnicamente es posible llevar a cabo tal empresa si hay voluntad política y suficiente financiamiento, la verdadera pregunta es “¿por qué queremos hacerlo?”. Además, mencionó que se requerirían personas con características especiales para poder vivir en entornos tan cerrados durante períodos prolongados.
Aunque la propuesta de Söhnlein ha generado polémica y desacuerdos, está claro que la idea de la colonización interplanetaria está cada vez más presente en el discurso público y científico. Solo el tiempo dirá si estos planes se mantendrán en el reino de la ciencia ficción o si la humanidad realmente se embarcará en un futuro multiplanetario.