Dice que lo contrató para era no sabía que le gustaba ejercer actos de corrupción.
El presidente municipal de Ixtacuixtla, Alberto Hernández Olivares, reconoció públicamente que desconocía los antecedentes del juez municipal Juan Margarito N., recientemente vinculado a presuntos actos de corrupción.
La declaración ha evidenciado el torpe actuar del funcionario, al darse a entender que dentro del ayuntamiento se asignan cargos sin verificar perfiles ni consultar si los aspirantes cuentan con antecedentes penales.
La falta de filtros en el proceso de selección de funcionarios ha provocado una creciente desconfianza hacia la administración municipal.
En el caso del juez señalado, versiones apuntan a que ya habría enfrentado cuestionamientos por su conducta en otros espacios de la administración pública, lo cual no fue considerado por el gobierno local al momento de designarlo.
Este descuido no parece ser un hecho aislado. En otras áreas clave, como la seguridad pública, el panorama es igualmente preocupante. Actualmente, el municipio opera sin un director formal de Seguridad Pública, dejando la responsabilidad en manos de un encargado, lo que ha limitado la capacidad operativa de la corporación y contribuido al incremento de la inseguridad.
Con apenas 45 elementos activos, el cuerpo policiaco de Ixtacuixtla resulta insuficiente para atender las necesidades de una población que reporta con mayor frecuencia robos, asaltos y otros delitos. Vecinos afirman que las autoridades municipales no han logrado establecer una estrategia clara de prevención ni de contención.
Pese a este escenario, el presidente municipal minimizó la situación argumentando que “la inseguridad se vive en todos lados, no sólo en Ixtacuixtla”, lo que generó molestia entre diversos sectores que exigen una postura más firme y comprometida con la problemática local.
Hasta el momento, no se ha presentado un plan integral para fortalecer la administración, depurar perfiles dudosos o profesionalizar a los cuerpos de seguridad. La falta de políticas públicas efectivas y el descontrol interno han colocado al municipio en una posición crítica, marcada por el debilitamiento institucional y el creciente temor ciudadano.