Durante el arrío de bandera en Palacio de Gobierno, el edil protagonizó un bochornoso episodio al huir como fugitivo, resguardado por guaruras y policías municipales que, en lugar de cumplir con la ley, agredieron a reporteros para impedirles documentar la escena.
El presidente municipal de Mazatecochco, Emilio González Cortés, se ha convertido en el claro ejemplo de una política mediocre e improvisada, carente de visión y sostenida solo por su ego y la protección de asesores sin capacidad.
Durante el arrío de bandera en Palacio de Gobierno, el edil protagonizó un bochornoso episodio al huir como fugitivo, resguardado por guaruras y policías municipales que, en lugar de cumplir con la ley, agredieron a reporteros para impedirles documentar la escena.
Este desplante no es un hecho aislado, es algo común de la actitud misogina de González Cortés, ya que cobardemente huyo para evitar hablar de las denuncias que enfrenta por violencia de género interpuestas por una regidora, Anayeli González Castro y ahora también carga con la denuncia pública de Rosario Ramírez, ex trabajadora del ayuntamiento quien lo acusa junto con otros funcionarios de acoso laboral, violencia de género y despido injustificado.
La afectada aseguró que fue hostigada, despedida sin motivo y que el alcalde se niega a pagar su liquidación o entablar un diálogo, dejando en evidencia su falta de voluntad política y su desprecio por la justicia.
Con cada escándalo, González Cortés confirma lo que muchos ya señalan que Mazatecochco está gobernado por un político improvisado, mediocre y soberbio, que convierte el poder en un refugio para su ego y en un arma contra la ciudadanía.