La ciudadanía exige respuestas claras y sanciones a los responsables de esta aparente simulación de infraestructura.
Apenas han pasado unas semanas desde que el presidente municipal de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, inauguró con bombo y platillo la rehabilitación de la calle Independencia, vía que conduce a uno de los puntos turísticos y religiosos más importantes del estado: la Basílica de Ocotlán.
Hoy, esa obra muestra ya signos evidentes de deterioro y fallas estructurales.
Vecinos de la zona y usuarios frecuentes han denunciado hundimientos, baches y deficiencias en el drenaje, lo que no solo representa un riesgo para los transeúntes y automovilistas, sino que también pone en entredicho la calidad de los materiales y la supervisión de la obra pública realizada por el actual gobierno municipal.
Este colapso prematuro que fue evidenciado en redes sociales, expone una grave falta de planeación y transparencia en el manejo de los recursos públicos, además de evidenciar que, lejos de entregar resultados duraderos, el alcalde ha priorizado actos de lucimiento político sin garantizar el bienestar y seguridad de los ciudadanos.
Mientras Alfonso Sánchez presume inauguraciones, la realidad es que sus obras no resisten ni el paso de unas cuantas lluvias. La ciudadanía exige respuestas claras y sanciones a los responsables de esta aparente simulación de infraestructura.
Hasta cuándo Tlaxcala seguirá pagando las consecuencias de obras patito emprendidas por el alcalde capitalino