La situación estuvo a punto de escalar en violencia, ya que los ciudadanos, hartos de la impunidad y del abandono institucional.
La creciente ola de inseguridad en el municipio ha rebasado por completo la capacidad de respuesta de la presidenta municipal Blanca Angulo Meneses, lo que ha derivado en que la ciudadanía tome medidas desesperadas para protegerse por cuenta propia.
Ante la ausencia de estrategias efectivas y una notoria falta de presencia policiaca en comunidades como Cuahuixmatlac, los habitantes han optado por organizarse, patrullar sus calles y, en casos recientes, retener a presuntos delincuentes.
El caso más alarmante ocurrió la madrugada de este miércoles, cuando pobladores de Cuahuixmatlac detuvieron a un hombre acusado de intentar cometer un robo. Según testimonios, el sospechoso —presuntamente originario de Texcacoac— fue sorprendido en flagrancia, lo que provocó la inmediata movilización vecinal tras el repique de campanas que alertó a la comunidad.
La situación estuvo a punto de escalar en violencia, ya que los ciudadanos, hartos de la impunidad y del abandono institucional, amenazaban con hacer justicia por su propia mano. Solo la llegada de elementos de seguridad pública logró evitar una posible agresión mayor contra el detenido. Sin embargo, este incidente no es un hecho aislado, sino parte de una preocupante tendencia que evidencia la falta de gobernabilidad en la región.
Los pobladores denuncian que los robos y otros delitos han ido en aumento en Cuahuixmatlac y zonas cercanas, sin que el ayuntamiento haya implementado medidas eficaces para frenar la delincuencia. La confianza en la administración municipal, encabezada por Blanca Angulo Meneses, está en su punto más bajo, debido a lo que se percibe como una total indiferencia frente al clamor ciudadano.
Ante esta crisis de seguridad, la población exige la intervención inmediata no solo de las autoridades municipales, sino también del gobierno estatal y de la Secretaría de Gobernación, para reforzar los operativos de vigilancia y restablecer el estado de derecho.
La inacción y el desinterés mostrados por la presidenta municipal no solo reflejan una preocupante falta de liderazgo, sino que están poniendo en riesgo la estabilidad y la paz social de Chiautempan. El hartazgo es evidente, y los ciudadanos ya no están dispuestos a esperar más promesas vacías mientras sus comunidades viven con miedo.
